
“Todos los niños ganan”

El campamento inclusivo de verano que organiza la asociación Afaprodis en Vva. del Pardillo es un ejemplo de convivencia, una experiencia integradora y muy enriquecedora para todos los participantes
El Campamento que cada mes de julio organiza la entidad pardillana Afaprodis (Asociación de Familias y Profesionales por la Integración de las Personas con Discapacidad Intelectual) en el colegio San Lucas está abierto a todos los niños y constituye un ejemplo de enriquecedora convivencia. En el último participaron trece niños y niñas de Afaprodis -cinco del Pardillo y otros de Quijorna, Vva. de la Cañada, Valdemorillo, Majadahonda, Las Rozas y Torrelodones-, que compartieron actividades con más de una veintena de alumnos de diferentes edades y centros educativos de la localidad.
El baile de Pablo
Manuel Castrillo, presidente de Afaprodis, muestra a un grupo de personas un video en el que se ve a Pablo levantándose de la silla de ruedas y sumándose al baile de los chicos. “Esto es el campamento de Afaprodis”, comenta con una gran sonrisa. Con Pablo, una institución en el pueblo, vemos a Inés, una “veterana” indispensable en la cita estival, al gran deportista Rodri y a Guillermo, la alegría del campamento.
Inclusión real
“¡Ese video que hemos visto de Pablo es inclusión real!”, afirma Sara Berzal, gerente de la empresa que gestiona el campamento. Hoy está disfrazada de faraona y rodeada de varias pequeñas momias vivientes en el aula de actividades. Los martes son temáticos y toca el Antiguo Egipto. Y los viernes, piscina.
Convivir
La concejala de Educación, Cristina Reoyo, está de visita. “Conviven todos los niños en un buen ambiente y todos realizan las mismas actividades. ¡Qué mejor que ver el vídeo de Pablo bailando! Ellos tienen otro tipo de terapias, otro tipo de necesidades que se cubren en otros lugares durante el año, pero el verano es muy largo y las familias necesitan descanso y poder conciliar”.
Ganamos todos
Sara Berzal habla de la dimensión de este proyecto. “Hay niños de Afaprodis a los que antes de los campamentos nunca les habían invitado a cumpleaños y, a raíz de conocerse aquí, ahora van. Es un gesto real de que fuera también hay inclusión. Aquí ganamos todos. Todos los niños ganan. Los niños aprenden otra mirada… No la aprenden, ya la tienen -matiza- y aquí aflora otra manera de ver a sus compañeros”.
Repetir
“Prácticamente todos los niños que han venido han repetido y eso es importante, indica que no lo estamos haciendo muy mal -comenta Castrillo-. Las familias nos muestran su cariño en las redes, expresan lo que sienten: que se han encontrado con algo que no esperaban”, afirma este jubilado de 70 años que suma ocho al frente de la asociación.
Un triunfo
Cada campamento inclusivo o cada casa rural que organiza la entidad es un gran triunfo. ”Supone mucho esfuerzo, pero al final ves lo bien que se lo pasan los niños y es muy gratificante. ¿Qué lo diferencia de otros? Fundamentalmente que las familias no pagan un sobrecoste. Hoy tenemos nueve niños de Afaprodis y hay seis monitores y una voluntaria de apoyo, eso supone un gran esfuerzo económico. Además, no es fácil encontrar a gente con conocimientos que haga este trabajo y menos en estas fechas”, afirma Castrillo.
Apoyo
“A la familia de ese crío, el campamento y el monitor le costaría 2.800 €. Se trata de que la familia solo pague la tarifa normal y promover la idea de que nos ayuden haciéndose socios y que, si les parece bien, colaboren con nosotros para poder seguir haciendo los campamentos. El año pasado se inscribieron tres familias de las cinco nuevas que vinieron”.
2016
Los campamentos urbanos surgieron en 2010 a iniciativa de las AMPAS de varios colegios. En 2016 se convirtieron en inclusivos. Comenzaron con tres niños con discapacidad, los costes eran asequibles, pero con los años fueron apuntándose más y este año han rondado los 11.000 €.